Cada viaje, cada promesa
Antes de viajar a La Habana y Varadero, recuerdo haber leído que lo divertido de cualquier travesía es la ida y el regreso. Una vez que llegué a esas dos ciudades, de hecho, lo chévere también fue eso: la idea y el regreso de los nuevos lugares que visitaba, como que la meta solo fuese un nuevo punto para dirigirte a un nuevo horizonte. A esta diversión muy personal, introspectiva, debe sumarse la promesa. En mi libreta de temas lo apunté así: “Cada viaje, cada promesa”, como quien busca hacerme…
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