Palabras improvisadas de una canción triste

Qué palabras
más dulces
son las que
cuestan creer,
las que
duelen hasta
la mierda,
las que
uno cree
por deseo…
Solo no las
digas más,
no cites
lo que por
etiqueta
crees que
vale mi existencia,
no me digas
que estoy lejos,
que no te alcancé
en las estrellas
cuando juego
con mis manos
con las luces
pobres y pantanosas
de las luciérnagas.
Solo no me digas
que no sufra,
que no respire,
que no siga…
Que no me insistas
con tu certeza,
no arrimes
a mi lado
la esperanza,
no la quiero
de vuelta,
la quiero
asesinada…
Verla en
otras maravillas,
sentir sus raíces
sin que me toquen,
apreciarla
y existir nunca,
ser el espacio
hueco y profundo
de tus
impresiones:
de lo que
crees que soy
o podré ser.
Solo no me hables
de magia
que no te encanta,
de mis nubes
que no cubren
tu cielo,
de mis estrellas
que no quieres
que te vean dormir…
Pues que te pienso
hecho un cobarde,
que existo
a través del resto,
que mi historia
es la historia
todos y de nadie
que no sea yo…
Que me recuerdes
nunca por
lo que fui…
Recuérdame
en la desesperación
de cuando más
me necesiten
ya no esté allí.