Tipos de pensamientos que deforman tu percepción de la realidad

La realidad es compleja si tenemos en cuenta que su interpretación no es única, sino varía según la perspectiva de cada persona. Lo que te puede parecer una “realidad triste”, para otra persona quizá le parezca insignificante o hasta “normal”.

El discurso y la imparcialidad

Sucede que las experiencias personales siempre abordarán nuestros juicios de valor a la hora de interpretar la realidad, a pesar de los intentos que hagamos por ser imparciales. Basta tomar un punto sobre la realidad para interpretarla y acabaremos creando -en segundo plano- un discurso sobre la misma. Y ese discurso es nuestro sello humano sobre la realidad.

O en otras palabras, toda interpretación de la realidad tiene una parte de nosotros, incluso cuando evitamos que no sea así.

La última palabra (?)

¡Pero no hay por qué alarmarse! No somos robots, sino personas en constante aprendizaje. No podemos tener la última palabra sobre una realidad infinita de variables si es que nosotros -como humanidad- también cambiamos con el tiempo.

Siguiendo esta lógica, podemos afirmar con seguridad que la realidad no es ni triste, ni alegre, ni confusa, sino son nuestros pensamientos que hacen de esta realidad triste, alegre o confusa. La mente puede jugar a favor si aprovechamos las variables de la realidad o en nuestra contra si las distorsiona.

Tipos de distorsión mental

Es en esta distorsión en la que el psiquiatra Rodrigo Pérez, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía en México, advierte de varios tipos de pensamientos que afectan nuestra persepción. Aquí repasaremos cinco distorsiones cognitivas más frecuentes que Pérez compartió con el portal Huffington Post.

1) Pensar en extremos

Es cuando piensas que no hay grises en la vida. Todo es blanco-negro, fracaso-éxito, bien-malo, bonito-feo… No se evalúan los puntos medios, los matices de la realidad.

2) Leer la mente

Anticiparse a lo que otra persona está pensando o sintiendo no es agradable y distorsiona tanto la calidad de las relaciones interpersonales como la autoestima. “No me contesta al WhatApp, porque piensa que soy pesado”, es un ejemplo.

3) Razonamiento emocional

Una práctica muy común es tener como única evidencia lo que sentimos para evaluar una situación o creencia. Las emociones son filtros bastantes pesados y tergiversan los hechos, siempre anticipando el “yo” ante la realidad.

4) Personalización

Crees que tienes la culpa de todo; es decir, te sientes responsable de un acontecimiento negativo cuando no existen pruebas para hacerlo.

5) El pensamiento del deber

Es la idea de seguir reglas de comportamiento, así como creer que los demás lo deben hacer también. Aquí es cuando confundes los deseos con las necesidades o leyes que deben acatar los demás. “Debería estar siempre feliz y tranquilo” es un ejemplo de algo que “debes” hacer, pero no tendrías por qué sentirte doblemente mal si no lo haces.

Forzar los pensamientos positivos -por muy buena idea que parezca- es contraproducente si es que nos aferramos a esa empresa sin asimilar las experiencias negativas, porque estas quedan irresueltas y te acompañarán por siempre causando sufrimiento.

Lo dijo Friedrich Nietzche en su momento: “no hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada”.

Y qué mejor manera de levantarla sabiendo los tipos de distorsiones que nuestra mente puede jugarnos en contra. A veces el primer obtáculo que encontramos somos nosotros mismos. Ya es momento de cambiar eso.