Paolo Guerrero, el discurso de la honra y el sacrificio del líder
El capitán de la selección peruana, Paolo Guerrero, se perderá el Mundial de Rusia 2018 luego de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) aumentara a 14 meses la sanción por haber dado positivo en el control de dopaje.
El proceso que hizo Guerrero para probar su inocencia fue largo y accidentado. Tras la confirmación del dopaje, la FIFA impuso un año de sanción, pero el Comité de Apelación la redujo a seis meses. En este escenario, Guerrero sí lograba ir al certamen más grande del fútbol. Solo que el ‘Depredador’ tenía otros planes.
Guerrero acudió al TAS para solicitar la total absolución, a lo que la Agencia Mundial Antidopaje se opuso. Como todos sabemos ahora, la sanción se aumentó a 14 meses y el capitán de la blanquirroja quedó fuera de la competencia.
Paolo Guerrero pudo haber ido al Mundial si es que no acudía al TAS, pero -según sus propias declaraciones- estaba decidido a probar su inocencia para dar cuenta de su profesionalidad.
“No hice absolutamente nada que me complicara porque soy un jugador profesional, porque me cuido. Sé qué cosas tomar e ingerir. Entonces yo tengo mucha confianza”, señaló Paolo fechas antes del fallo del TAS.
La defensa de la honra
La posición de Paolo es bastante firme y apela a la defensa del honor al ser acusado injustamente por una irresponsabilidad que él no está dispuesto a aceptar.
La Real Academia Española define como ‘honor’ la “cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo”.
En el caso de Paolo, el cumplimiento del deber profesional de todo deportista: cuidar de su trayectoria y reputación personal. Es por esta razón que Guerrero no está dispuesto a aceptar un fallo que manche su carrera, más aún si -según él- la acusación es injusta. De haberse callado, sería como si Paolo aceptase la culpa de algo que no hizo.
Ahora veamos la otra cara de la moneda. De no haber acudido al TAS, Paolo estaría en el Mundial y con una sanción en su récord personal y con millones de hinchas felices.
Las dos opciones de Guerrero
Guerrero tuvo dos opciones: o acudía al TAS guiado por las directrices de la honra y lucha por la verdad, o aceptaba injustamente una sanción, se comía el orgullo y se convertía en la alegría de millones de peruanos.
Ambas opciones son igual de aceptables. Paolo fue muy valiente para actuar siendo guiado por el deber profesional de todo deportista. Sin embargo, dejó huír una oportunidad única que convierte a los líderes en leyendas: el sacrificio.
Guerrero es un futbolista que se ha dado a conocer por dejar todo en la cancha: esfuerzo físico, ambición por la victoria y un largo etcétera. Por esas razones él se convirtió en el capitán de la selección, la persona encargada de encabezar el grupo, de ser el ejemplo de no solo un equipo de fútbol, sino de una nación en el extranjero.
La acusación contra Guerrero (sea cierta o no) fue una oportunidad única que puso a prueba la entrega del futbolista por la selección: saber si era capaz de sacrificar la honra -aceptar una culpa que no era suya- para guiar a la blanquirroja.
Ojo, no estoy diciendo que por haber acudido al TAS arruina toda su entrega en las Eliminatorias, sino me refiere al instante en el que tuvo que decidir si pedir la absolución o quedarse de brazos cruzados para ir al Mundial.
Ser uno mismo
Finalmente sabemos que Guerrero eligió el camino de la honra por encima del sacrificio. Primero fue su trayectoria como futbolista profesional que como líder capaz de soportar una injusticia para llevar adelante un sueño que los peruanos llevan esperando más de 30 años.
Repito: la decisión de Paolo fue consecuente con sus principios. Eso merece muchísimo respeto, pero digamos que la vida le ha puesto una prueba para saber cuál es el límite de su entrega por la selección.
¿Qué mejor prueba que abandonar algo que es sumamente difícil de entregar, como la honra profesional y el orgullo?
Son realmente curiosos los casos como este en el que ambas respuestas son correctas, porque son formulaciones positivas que dependen del carácter de cada persona. Lo importante es ser sincero con uno mismo sobre lo que se piensa que es correcto. Ese es el valor elemental de toda decisión y Paolo -por más apenado que pueda estar por no ir al Mundial- debe estar tranquilo, porque actuó sin dejar de ser él mismo. Un Guerrero.
Foto: Moody Aire Force – Bajo licencia de Creative Commons