Las mariposas

Hacías mariposas en el borde de mi cama al imaginarte más desnuda de lo que estabas. Besabas triste como si de un suspiro te quitaran las ganas de amar y me mirabas buscando paz en mis garabatos, y yo perdido en mí mismo cuando pudimos habernos perdido juntos. De habernos hallado en otros tiempos, más allá del futuro del que imaginamos en la brevedad de los gemidos, tan solo quiza hoy estaríamos alimentando las mariposas que se quedaron en mi habitación después del adiós.