Polite

Cómo leer las indirectas cuando asesinas con la sonrisa y ocultas las pruebas con los «puede ser» que nunca podrán ser. Las horas suceden lentas en cuestionarios de 24 horas, en citas desprogramadas y cenas que alimentan más a la ilusión que satisfacer la ansiedad de casi verte un fin de semana más. Es así como mis intenciones vuelven al archivero, una carta de amor de vuelta al remitente, para luego ajustar los calendarios a fechas inventadas, sacarle un octavo día a la semana, quedar en horas que no dependan de ti para librarte del qué me dirás. Aún así te espero como si las casualidades jugaran en mi contra, ya creo tener bastante mala suerte, y a pesar de mí, estoy esperándote con lo mejor que dejaste conmigo.