El arte de tocar las manos

Sé como el péndulo… Los dedos van y vienen como si midieran el pulso de la mano ajena para descubrir si el contacto despierta alguna señal. Debe ser un contacto sutil como el médico que mide pulso de quien pronto morirá, temeroso incluso de que el solo diagnóstico pueda ser la causa de la muerte del paciente.

Despacio. Suave.

A cortísima distancia los dedos deben repasar los surcos de esa otra mano, pasear por sus líneas delgadas y profundas, por las heridas y las cicatrices, por sus asperezas para dar con ese nervio que por fin responda a tu pregunta…

La de saber si son dos manos que juegan o solo eres tú el que toca.