El mensaje de quien murió por 27 minutos

Ya he dicho varias veces que la realidad supera a la ficción, y más aún si se trata de experiencias más allá de la vida. ¿Cómo es esto posible? Pues atendiendo a uno de los casos más paradigmáticos ocurrido en Estados Unidos. No se trata de esta imagen del túnel oscuro con una luz en el fondo, ese de toda la vida, sino de un insólito mensaje.

Hace un tiempo, Tina Hines -de Arizona, Estados Unidos- sufrió un paro cardíaco durante 27 minutos. Para su buena suerte, la intervención oportuna de los médicos del hospital hizo posible que Tina recobrara el sentido con cierta inquietud. Solicitó inmediatamente a los enfermeros un papel y un lápiz para escribir un mensaje.

«Es real».

Brian Hines, esposo de Tina, contó a la prensa que el incidente ocurrió un día de febrero de 2018, cuando la pareja se disponía a pasear por una ruta del estado de Phoenix.

Al momento del paro cardíaco, Brian llamó a emergencias para salvar la vida de su esposa. Ella estuvo 27 minutos muerta hasta que el personal médico pudo reanimarla. Tina contó en una página web que vio a Jesús junto a unas puertas negras y todo acompañado de un resplandor amarillo.

«Era muy real, los colores eran muy vibrantes», precisó en AZfamily.com.

Ver esta publicación en Instagram

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Madie Johnson (@madiejohnson)

Me llama la atención cómo estas noticias acaban siendo una supuesta prueba de que Dios existe. ¿Por qué no sabemos de otras visiones de la muerte en la que se aparecen otras deidades? Imagino que existen y, de ser así, ante lo que estamos es ante una especie de sueño inducido. El cerebro no dejó de operar cuando a Tina se le paralizó el corazón, y lo que hizo su materia gris fue proyectar las referencias visuales que ella tiene respecto a la muerte desde su perspectiva católica.

Todo esto nos lleva, finalmente, a una conclusión un tanto fría: vivimos atados a nuestros propios cerebros, incluso cuando este adopta formas y figuras para hacerte experimentar qué hay supuestamente después de la vida.