Cómo evitar que las páginas de los libros viejos se vuelvan amarillas

Hay lectores que tienen una pasión por los libros viejos. No solo por tratarse de obras que han sobrevivido al tiempo y a las polillas, sino también por su olor. ¡Quién no se toma el tiempo de oler las hojas de un libro!

Pues bien, algo quizá que nos disguste es cuando tenemos varios de ellos en nuestro librero y notamos que -con el paso de los años- las páginas se vuelven amarillas. ¿Por qué sucede esto? ¿Es algo natural o es que no cuido bien mis libros?

El color amarillo de los libros viejos

En un estudio titulado ‘Paper Aging and Degradation: Recent Findings and Research Methods’, escrito por Maria Cristia Area y Hervé Cheradame, se explica que el papel está compuesto por dos elementos básicos: la celulosa y la lignina, ambas subsustancias de la madera.

La celulosa es responsable de que veamos las hojas de color blanco, debido a que es una sustancia incolora que refleja la luz. Por su parte, la ligninia es un polímero constituido de alcoholes, oxígeno, hidrógeno y algunos átomos de carbono.

La estructura molecular de la lignina es susceptible a la oxidación cuando está expuesta a la luz y al aire del ambiente. Son las moléculas extras de oxígeno las responsables de romper los enlaces con el alcohol, creando regiones moleculares llamadas cromóforos.

Estos cromófores es, finalmente, lo que observamos como el amarillo o marrón en el papel.

Cómo cuidar los libros viejos

A nadie le gusta tener las hojas de sus libros muy amarillas, por lo que deberás consideras la siguiente información para cuidar tus libros viejos.

Lo que debes hacer es aislar el libro de la luz y del oxígeno, los principales causantes de la oxidación de las hojas de papel. La idea es evitar que la estructura molecular de la lignina no se vea afectada con el óxigeno extra para acabar así con las conexiones de alcohol.

Lo difícil de seguir este consejo a rajatabla es que no podrás lucirlos en un librero como todo el mundo, debido a que solemos juntarlos en un espacio ventilado como el dormitorio o el estudio.

Si se trata de una edición especial, podrías probar con plásticos especiales para el archivo de documentos y ocultarlos de la luz en un cajón. Claro que no podrás hacer lo mismo con todas tus obras favoritas, pero al menos así salvarás a los preferidos.