La defensa de la ilusión

La ilusión… Personalmente odio cuando me dicen que estoy ilusionado, porque piensan que eres un tonto y que no tienes fundamento para sentir lo que sientes. ¡Pero qué saben ellos! Finalmente confiamos en la autenticidad de nuestras emociones. Solo nosotros somos capaces de sentirlo. No tenemos que dar explicaciones sobre ello…

¿Pero no será acaso que todo es una ilusión? ¿TODO?

Veamos primero qué dice la Real Academia Española.

ilusión

Del lat. illusio, -ōnis.

1. f. Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.

2. f. Esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo.

3. f. Viva complacencia en una persona, una cosa, una tarea, etc.

4. f. Ret. Ironía viva y picante.

Hace unas semanas acabo de llegar a la conclusión de que sí. Todo en esta vida es una ilusión, incluso las cosas que consideramos 100% seguras. Mi principal argumento para afirmar esto es la teoría de las probabilidades aplicada erróneamente en un discurso reductor de complejidad. Suena a trabalenguas, pero vayamos por partes.

Teoría de la probabilidad

Las probabilidades es algo que ya hemos visto en el colegio. El lanzamiento de un dado o de una moneda… Matemáticamente podemos calcular cuál es la probabilidad de obtener un resultado determinado a partir del análisis de diferentes factores.

La misma lógica la aplicamos en la vida diaria. Observamos ciertos gestos del comportamiento para resolver en una escala de probabilidad qué siente o piensa determinada persona. Esto es algo que hacemos siempre.

¿Pero acaso es posible aplicar la misma lógica matemática en el comportamiento humano? ¿Será que todos los hombres y mujeres funcionan igual que los dados: con un juego de factores determinantes y sin escalas de grises?

La respuesta es un rotundo no. La experiencia y las emociones producto de ellas no son todas las mismas para cada persona en este planeta. Cada quien tiene un significado distinto para conceptos comunes. El amor es algo tan volátil que cada quien tiene un significado propio. La amistad igual. Esto se debe a que cada quien interpreta el mundo a partir de sus experiencias de vida, desde el ambiente y elementos socioculturales donde se ha desarrollado.

Dentro de todo este universo de significados, hay elementos comunes. Esto nos lleva a la siguiente parte del enunciado.

Reductor de complejidad

Buscar elementos comunes en un universo infinito de significados no es una casualidad. Desde el principio de la filosofía, la humanidad sigue buscando elementos comunes para llegar a establecer un orden universal. Lo podemos notar en el lenguaje, en los diferentes reinos de la biología y un largo etcétera.

¿Pero cuál es el sentido de toda esta empresa de hallar elementos comunes para categorizarlos de alguna manera?

El objetivo es diseñar un clasificador universal que permita analizar todo un panorama al detalle y sin errores. Esto mismo es algo que pretendemos hacer bien cuando evaluamos las experiencias humanas creyendo que todas y todos actuamos según cánones de comportamiento.

¡Eso sí que es muy pretencioso!

Lo que buscamos es reducir la complejidad del universo de significados para no andar viviendo en el desconocimiento sobre las emociones del resto. Resulta más fácil tener una guía sobre lo que piensan y sientes los demás que ser conscientes sobre el infinito número de significados y experiencias que tiene la gente.

¿Qué tiene que ver todo esto con las ilusiones?

Pues mucho. Las personas que te tildan de ilusionado viven fielmente para crear categorías, son seres que tratan de hallar un sistema de significados a todo lo que analizan. En el fondo buscan no sorprenderse. Le temen jodidamente a la incertidumbre, a no cruzarse con alguien que salga del discurso colectivo sobre temas muy volátiles como el amor, la amistad, el sexo, etc.

Basta ser consciente de este universo infinito de experiencias para darse cuenta que las probabilidades matemáticas no aplican para la humanidad. El prejuicio contra la “ilusión” está fundamentado en un discurso de la realidad donde el colectivo social ha parametrado -a partir de elementos comunes- qué cosas son las emociones y los sentimientos. ¡Son esas personas que no toleran pensar que todo es una ilusión, porque invisibilizan a quienes sienten o piensan diferente!

Seguro dirás: “pero hay veces que ya las pistas son tan evidentes que es muy difícil errar”. Es cierto, pero basta una sola probabilidad de error para que todo finalmente sea una ilusión, debido a que el pronóstico está basado en un proceso estocástico, en el que los resultados varían sin llegar a un pronóstico determinista. Dicha variación se debe a que los factores que buscan determinar el comportamiento están basados en algo etéreo sobre un universo infinito de experiencias e interpretaciones de las mismas. Pueden existir tendencias -que es diferente-, pero no la previsión al 100%.

¿Por qué creer que solo uniendo los elementos comunes podemos determinar la vida del resto? ¿Acaso hemos vivido todos exactamente lo mismo para pensar igual y sacar conclusiones sin índice de error? No hay una fuente homogénea, por lo tanto los factores son endebles y los resultados varían según la experiencia propia del observador… o de quien pretende tener la razón calificándote de “ilusionado”.

El infinito y más allá

Seguro volverás a insistir: “Pero si las probabilidades son muy bajas, ¡para qué considerarlas!”. Lo mismo me gustaría pensar cuando salen las noticias de que un asteroide impactará la Tierra, pero hay algo que agregar a todo este análisis.

Toda actividad humana es infinita mientras existamos en este planeta; por lo tanto, las probabilidades de que algo extraordinario suceda -incluso si esta pronosticado 1 en 9 mil millones- puede suceder cualquier día. Cuando se habla de actividades infinitas, las probabilidades más excéntricas pueden suceder finalmente en cualquier momento, porque cada proceso no tiene memoria del anterior. Y si extendemos los procesos hasta el infinito, es solo cuestión de tiempo para que sucede.

¿Qué tal si ahora es ese instante en el que se cumple la probabilidad más excéntrica del infinito? O para ponernos románticos de manera nerd… ¿Por qué me llaman ilusionado si cada persona se enamorada de manera diferente según experiencias únicas? Teniendo en cuenta que la humanidad se enamora todos los días desde su existencia, ¿por qué creer que la probabilidad más excéntrica como corresponderme en el amor no puede ser dable?

Para acabar…

Quienes juzgan a las personas por su ilusión analizan el comportamiento humano según parámetros basados en su propia experiencia. Esto invizibiliza el universo de posibilidades y habla siempre mirándose al ombligo, amparado en su acortada perspectiva realidad. Lo que hacen estas personas es creer en la infalibilidad de un sistema de evaluación cuyo resultado es producto de un proceso estocástico. Como enamorarse es diferente según la experiencia del individuo, no puede haber un sistema universal que trate de homologar un resultado que ya es impredecible.

Ahora suma al resultado impredecible del proceso de enamorarse le sumas las probabilidades excéntricas del infinito. ¿Terrible cierto? Como cada enamoramiento es una actividad infinita cuyo resultado no guarda relación con el anterior (no todos nos enamoramos de la misma manera y no lo hacemos según cómo se enamoraron otros), las posibilidad de que esa chica o chico imposible te diga que sí es realmente esperanzadora.

Si has llegado hasta aquí, espero haberte convencido que ser un ilusionado no tiene nada de malo. De hecho, con las razones que explico aquí puedes considerarte un profesional. Ilusionarse a veces duele, porque guardas fe en algo que puede ser diferente y acaba siendo la misma mierda. Pero ahora como sabes qué es un proceso estocástico, el resultado de ese proceso vivencial no tiene por qué ser determinante en el futuro. Solo déjate llevar en ese universo infinito de significados. Te aseguro que vivir así -sin etiquetas ni categorías- hará que te sorprendas al conocer a los demás.

Foto: Flickr – Sundaram Ramaswamy. Bajo licencia de Creative Commons