Condenados a la libertad
Todo el mundo ama la libertad, ¿pero qué hay de quienes no la valoran y prefieren desprenderse de ella? ¿Acaso las personas libres no tienen también el derecho a renunciar a su propia libertad?
Quienes optan por renunciar a ella se convierten en unos apestados. ¿Qué loco echaría a perder su libertad? Pues los locos que toman decisiones sobre qué diablos hacer con sus propias vidas, aunque sus fundamentos vayan en contra de los ideales libertarios.
Estoy convencido de que la libertad es un instante en el que toda persona tiene la posibilidad de elegir qué camino tomar en su vida. La libertad es tener todas las posibilidades a la mano sobre qué quiero hacer con mi existencia, incluso la posibilidad de abandonarla. ¡Eso sí que es ser libre!
El problema con este concepto es que se ha convertido en un discurso social. Hoy en día entendemos la libertad como un estado constante de libre elección. Algo así como vivir con todas las cartas sobre la mesa y disponibles para cualquier momento.
El esteta
Lo malo de esta perspectiva es que vivimos creyendo que tenemos todo cuando en realidad gozamos de nada. Siguiendo el pensamiento de Soren Kierkegaard, la libertad plena vendría a ser el escenario perfecto para el esteta.
El esteta evita optar por un modo de vida estable y con continuidad en el que se adquieran responsabilidades (…) En el estadio estético, el hombre se conforma con una vida placentera, exenta de dolor y de compromiso. No le gusta lo que implique un compromiso o una responsabilidad a largo plazo. Desconoce la responsabilidad. Se busca permanentemente lo nuevo, cuando lo tiene en las manos y pierde novedad, pasa rápidamente a otra cosa.
Naturalmente la libertad, ese instante personal de libre elección sobre nuestras vidas, acoge en su razón de ser su propio fin. Digamos que es un medio para algo, no un fin en sí mismo. En cada decisión que tomamos, agotamos otras opciones y acortamos nuestra libertad. No podemos vivir creyendo tomamos todas las alternativas al mismo tiempo. Eso a la larga hace que uno sea irresponsable sobre sus decisiones si finalmente puede optar a otra cosa. ¡Eso hacen los estetas!
La condena de ser libre
“El hombre está condenado a ser libre”. El filósofo existencialista francés Jean Paul Sartré sí que la atinó con esta frase al dilucidar que la humanidad es responsable absoluta de sí misma. Por lo tanto, la autodefinición es parte inherente a su condición de ser. Por esa razón estamos constantemente en un proceso de elección, agotando así la libertad según el camino que decidamos para nuestra vida.
De eso se trata la libertad… A veces me apeno por ella, porque tantos crímenes se han cometido en su nombre.