El ‘sin raza’

Soy peruano de nacimiento, pero para el mundo siempre fui de otra nacionalidad. Cuando visité Santiago de Chile, los hermanos sureños pensaban que era de México. Cuando visité Cuba, los isleños pensaron que era un cubano más como ellos. “Solo por tu voz sé que no eres de aquí. Si dices que de niño te criaste afuera, pues sí convencerías”, me dijo un taxista del hotel.

Mi experiencia en Europa ha sido variada. En la mayoría de países me confundieron por árabe. Solo en Bélgica e Italia pensaron que era mongol e hindú, respectivamente. Lo curioso de esta última confusión es que fue un hindú quien pensó que era uno de los suyos.

“Si un hindú piensa que soy hindú, ¡pues que no se diga más! ¡Nadie mejor que él! ¡Soy hindú!”, pensé.

Ahora esto de que te confundan con otras etnias tienen sus pros y contras. Los beneficios es que consigues precios baratos en el regateo, una modalidad de comercio practicada mayormente por inmigrantes . Otra es que los ambulantes -otra vez, en su mayoría inmigrantes- no te fastidian ofreciéndote sus mercancías en las calles. Imagino porque piensan que no soy un turista promedio que despilfarra en baratijas.

Lo malo es la discriminación. No entraré en detalles -pienso que eso merece una publicación propia-, pero puedo adelantar que no es agradable parecer árabe mientras se vive la tensión de los atentados terroristas del Estado Islámico.

Pienso que esta experiencia de “árabe por Europa” me enseñó algo importante: la convivencia actual entre los residentes europeos y los inmigrantes árabes. Lo interesante es que no solo fui testigo, sino también partícipe de estas relaciones sociales. La experiencia me ha ayudado a darle una cara a esta situación crítica, a sentir el calor humano de lo que fríamente observamos en el televisor.

Europa no es solo tomarse una selfie ante la puerta de Brandeburgo en Berlín o hacer la misma pose estúpida en el Louvre de París. Hay quienes hacen turismo para distraerse, pero se olvidan de que los problemas no se abandonan en los aeropuertos. A veces envidio el cinismo de quienes viajan despreocupados, olvidando que el hambre y el frío es igual para todos los seres humanos de este planeta.

Foto: Mstyslav Chernov – Wikimedia Commons. Bajo licencia de Creative Commons