M-E-M-O
No pensé que llegaría esta publicación, pero sucede que las cosas no salieron como esperaba. Me preguntaba ahora si debía borrar para siempre las dedicaciones, sueños e ilusiones que he redactado en los últimos seis meses. Quizá, si eres un lector asiduo de este espacio, hayas notado cómo he ido cambiando la línea editorial del blog. Recuerdo haber arrancado este proyecto como un espacio anticursi, algo que jamás pensé que sería hasta que cupido me flechó con un arpón.
¿Eliminar o no eliminar? No sé si sea buena idea hacerlo, en verdad no quiero hacerlo, porque me parecería injusto para la memoria y para los lectores que algún día pueden toparse con las enseñanzas que tuve con esa maravillosa persona que era mi enamorada. Escribo esto, más que nunca, sin las cursilerías del momento. Escribo esto con la suma frialdad que tú, querido lector, mereces al haberte propuesto este espacio dedicado a reflexiones calculadas y con nervios de acero.
Ahora en adelante, seguro que me verás por aquí mucho más seguido. He pensando en algunos proyectos para este blog, ya se darán cuenta con el tiempo, pero tendrán al menos más de mí en adelante. Tengo muchísimos temas que están pendientes, pero ya me pondré al día. Nada, espero su apoyo nuevamente.
La poesía nacerá de vez en cuando y la ficción seguirá, son cosas inherentes a mí y creo tener buenas ideas para eso, solo que no me atrevía a hacerlo. Y si lo hago aún, digamos que es el legado de quien me enseñó cómo sentirme mejor en momentos que odiaría el amor. Lástima que no se pueden tener testigos toda la vida, solo la confianza. Nada, que esta publicación sea un punto de partida para un mayor compromiso con mi deseo de escribir y comunicar tantas cosas que me resultan terapéuticas.
Y seguimos en el mismo barco, compañeros. Algo parchado, pero barco al fin y al cabo.
Foto: Nevit Dilmen – Yükleyenin kendi çalışması – Wikipedia. Bajo licencia de Creative Commons