Sonamos Latinoamérica, sonamos todos…

Hace unos meses se celebró en Lima el festival ‘Sonamos Latinoamérica’, evento que reunió a músicos nacionales y extranjeros de países como Argentina, Colombia, Venezuela y Chile. En esa ocasión, tuve la inolvidable oportunidad de conocer a muchos de ellos tras bambalinas gracias a mi amiga Claudia Mena, integrante de la banda mapocha ‘El Parcito’, a quien conocí personalmente durante mi viaje al país sureño.

‘La Claudia’, como dirían sus coterráneos, aparece en la fotografía que encabeza este texto. Ella es quien está sentada en el extremo derecho de la imagen, vestida con un poncho de lana rojo. Sus compañeros Patricia Díaz y Marco Antonio Palma, con quienes conforman ‘El Parcito’, también figuran en la instantánea: ella viste un poncho parecido al de Claudia, pero de color gris, y él usa lentes rojos, justo detrás de ella. ¡Es más, yo también aparezco en la foto! Pero dejaré que ustedes adivinen quién soy.

La razón por la escogí esta foto es que de todos los músicos que aparecen, yo soy el único con dos manos izquierdas para la guitarra, el cajón o las maracas. No tenía mucho que compartir entre las enredadas conversaciones sobre coplas y resbalosas (1), pero sí la visión fresca de un peruano acostumbrado al rock en inglés forzado, en aquel entonces, a reencontrarse con la música sudamericana. Hasta esa increíble noche (y madrugada), nunca creí que era posible pasar toda una fiesta sin encender la radio o la computadora: bastaban las guitarras y una bella voz para celebrar todos juntos un mismo idioma, así como el amor por las tradiciones.

Reflexionando sobre la experiencia que viví por dos semanas, tiempo que duró el festival, resulta extraño de mi parte, como peruano de sangre, recién en esos momentos poder escuchar la música criolla sin ser ajena a mis oídos acostumbrados a ritmos más inquietantes. ¡Ni qué decir de los vals! Pero más extraño resultó que aprenda todo esto gracias a la valorización de los extranjeros por nuestra diversidad musical.

Lamentablemente, como puedo constatar ahora, existe poca información disponible en Internet como para aprender a tocar música criolla. Entiendo el punto tradicionalista sobre la difusión de la música criolla, pero los tiempos actuales hacen que revaloricemos la era digital. Felizmente hay tutoriales en YouTube, pero no abarca la infinidad de temas que pueden cautivar el corazón más joven.

El próximo año todo parece que volverán quienes aparecen junto a mí en la fotografía. Me siento apenado por no haberles agradecido, pero digamos que esta publicación será mi carta de presentación, no como músico frustrado, sino como cronista de un grupo multinacional dedicado a recordarnos quiénes somos mediante lo que hemos dejado de escuchar con el paso del tiempo.

(1) ¡Sí me acuerdo qué es, Claudia ‘belleza amena’!

Foto: Facebook – El Parcito