La clave para evitar las frustraciones
Cuando uno dice que toca guitarra, todo el mundo piensa que eres lo máximo. Cuando te preguntan si sabes pintar, dices que sí y todo el mundo jura que eres “EL” pintor. Este es un problema cotidiano, porque las expectativas de la gente aumentan repentinamente bajo un supuesto inventado. Lo peor es cuando se decepcionan al ver tus obras no tan geniales como esperaban.
Decir que eres “algo” no significa que eres excelente en todo lo que respecta, solo que gustas de hacerlo porque te nace. En mi caso, por ejemplo, toco la guitarra sin intenciones de ser el mejor guitarrista del mundo, porque únicamente me place tocar las canciones que me recuerdan a personas especiales. Las expectativas propias resultan menores, pero muy sinceras y humildes.
El beneficio de reconocer esta lógica es el menor número de frustraciones cuando sabes qué no es lo tuyo, pero sí hallas un talento que puedes desarrollar. Siguiendo mi caso con la guitarra, soy pésimo haciendo rasgueos, pero sí tengo mucha memoria y constancia para hacer arpegios muy complicados. La vida, pienso, no está hecha para ser ambiciosos con grandes lujos, sino únicamente para ser felices.