El justo reclamo de los hijos pródigos

¿Se saben el chiste? (Digo, la parábola) Vayamos a Wikipedia para ilustrarnos un poco de lo que va esta publicación, especialmente dedicada a los hermanos menores que son relegados de lo que es suyo.

Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su parte obtenida. Luego comenzó a pasar necesidad… Caído en desgracia fue donde su padre y dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado”.

Su hijo mayor se irritó y replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya. ¡Ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida” Lucas, 15, 1-3.11-32.

Una pregunta, ¿qué clase de idiota nos creen? Claro, es bien fácil decirlo para Jesús, pues nunca tuvo un hermano, pero ¿se han puesto a pensar detenidamente en esta parábola? Personalmente siempre defendí la justicia por naturaleza y la meritocracia, pues cada uno es el resultado de su esfuerzo. Ahora, los padres, supuestamente guías de nuestra experiencia, ¿pueden ser tan ahuevados para creer que al primer arrepentimiento ese hijo nunca volverá a hacer lo mismo?

Una cosa es cierta, padre es padre hasta la muerte, pero nunca hay que dejarse coger de cojudo dos veces aún así lo diga la Biblia. Claro, las segundas oportunidades, pero eso no se celebra con tanta pompa, sino se evalúa con frialdad la veracidad del arrepentimiento. Como norma en las clases de periodismo de investigación, “SI TU HIJO TE AMA, ¡QUE LO DEMUESTRE!”. Y como podrán leer entre líneas, pues sí, soy ese hijo pródigo que reclama lo suyo según norma la meritocracia…

Ahora que lo pienso bien, creo que mi justo reclamo siempre pasará con los hermanos mayores -especialmente-, pues son más perdonados por sus errores porque son la cabeza de la familia. Es decir, el líder natural por ser primer hijo, el primero que sienta la experiencia de la vida, por lo que los hermanos menores son los relegados a toda titularidad y logro reconocido. Sin embargo, lo que no se dan cuenta los padres que piensan así es que justamente esos hijos tienen mayor personalidad, pues evalúa la experiencia del hermano.

Así puedo comenzar una larga lista de injusticias contra mí, pero mejor es no detallar y no escupir bilis llena de rabia.

No sé por qué imagino que al final de la parábola realmente termina con la respuesta del hijo mayor diciendo: “Padre, tú estás bien huevón, ¿no?”