Sábanas tendidas
A qué jugamos cuando no hay nosotros
y reímos por complicidad
cuando no hay con quien despedirse.
Y si es que juegan con nosotros
las horas que alimentan el orgullo
del no quiero verte jamás
el silencio de los que gritan
apretándose las manos
la triste calma
de las sábanas tendidas