Lectura para un día de mierda (III)

Las cosas siempre pueden salir peor. A pesar de que vivamos tranquilos con la idea de que ya todo pasó o en la desesperación que vivimos una desgracia, siempre ten en cuenta que es posible que todo empeore. Suena trágico, pero pensar así hace que uno esté preparado y moralmente positivo a tener que sufrir otro embate del infortunio.

Imagino que algo así fue lo que sucedió en Piestewa, Phoenix, Estados Unidos, donde un rescate en helicóptero parecía ser un trabajo más en la rutina de cualquier piloto… Las cosas sí que salieron mal.

Pero no tanto para él, sino para quien debía auxiliar lo más pronto posible: una excursionista de 74 años que sufrió una lesión durante una salida a la montaña.

Debido al terreno agreste, los bomberos llegaron a la conclusión de que «la mejor acción» para socorrer a la mujer es evacuándola en un helicóptero.

Como es de esperarse, la mujer sintió el alivio de estar en manos profesionales, más aún si hablamos de una zona descampada en la que ella tendría problemas para movilizarse por sí misma para buscar ayuda.

Los bomberos decidieron atarla a una camilla que cuelga de la parte inferior del helicóptero para así trasladarla al centro médico más cercano. Todo bien, solo que las cosas se pusieron difíciles.

Una vez elevado el helicóptero, la camilla no dejó de girar a toda velocidad. ¡Como si no fuese suficiente con haberse lesionado e interrumpido su excursión por las montañas! Como dije al principio, las cosas siempre pueden salir peor.

Por si te lo preguntas, la excursionista se encuentra bien. Cuando llegó al hospital, le dieron medicamentos para el mareo y náuseas.

Respecto a lo sucedido con la nave, Paul Apolinar, el jefe de pilotos del Departamento de Policía de Phoenix, explicó que la camilla giró a causa de la turbulencia. Para evitar esto, hay una línea adicional que fija la camilla. Para mala suerte de la mujer, dicha línea de rompió y ocurrió lo que ya todo el mundo sabe.

Así que recuerda, siempre las cosas pueden empeorar.