Ceros y unos que completan a uno

Eran las cinco de la tarde cuando le dije que ya lo nuestro no daba para más. Ella se sorprendió, más aún porque se lo dije por teléfono. Pudo haber sido peor, pensé. Más denigrante es terminar por SMS y yo, al menos, me tomé la molestia de terminar por WhatsApp. Que sepa que me gasté mis datos como para que le quede claro que hubo un mínimo de desprendimiento, y más ahora que ando ajustado.

Sea como fuese, ella no estaba lista para tremenda noticia, porque -ahora que lo pienso mejor- no importaba mucho el medio, sino la razón. LA RAZÓN por la que una persona termina una relación con otra. Asumo que ella revisó nuestra historia en cuestión de segundos, cada palabra, cada gesto y cada vez que hicimos el amor para dar con una respuesta a lo que muchos se preguntan cuando se sienten responsables por algo, por lo que sea, sin ser conscientes de que no tienen culpa de nada.

¿En qué la cagué?

No tuve el valor para darle explicaciones, porque sería imposible de que me creyera… No es tan fácil hacer entender a alguien las convicciones más íntimas y peor aún si sueltas tremenda bomba en WhatsApp, porque fue precisamente por WhatsApp que decidí terminar la relación de tantos años.

Y te equivocas, no accedí a su celular y menos ella al mío.

Fue más temprano, como a las dos de la tarde, cuando ella me preguntó por mi día. Abrí la aplicación y estaba por contestar cuando por error presiono una letra, una cualquiera, no recuerdo cuál… y estaba allí, frente a mis ojos, lo que ser convertiría en mi pesadilla.

Daba igual qué letra pusiera, el autocompletado ofrecía todas las respuestas como si mis emociones fuesen las más predecibles. No importaba la letra, el sistema siempre daba con las palabras adecuadas. Incluso con la X y W, el sistema predecía lo que iba a escribir. Estaba conmocionado, incrédulo…

Durante tres horas, conversé con mi enamorada con tan solo presionar una tecla y usando el autocompletado para que haga el resto. Lo que creí que era un amor improvisado y tangible en mis formas de expresarme acabó siendo un algoritmo más, algo muerto y frío, y predecible. No era ese amor inabarcable con el que creí amar, sino cualquier otra cosa… y sí, digo «cosa» porque el autocompletado no es más que una cosa, un objeto, un conjunto de ceros y unos capaz de anticiparse a mis emociones supuestamente indescriptibles.

No podía más…

A las cinco de la tarde tuve que decirle adiós, algo que nunca pensé hacer, y aún así el autocompletado tuvo las palabras adecuadas. Creo no podré amar como antes.