Por qué es mejor haber nacido según la filosofía
Nacer. Hay quienes critican el hecho de venir al mundo con argumentos falaces como la supuesta sobrepoblación de la Tierra y la contaminación ambiental. «Cada ser humano es un generador de basura», «El mundo tiene cada vez menos recursos» y «La huella de carbono de un ser humano es catastrófica» son ideas que pueden movilizar a millones, pero no se compara con la propuesta del filósofo David Benatar.
Si tuviste un mal día y deseas renegar de tu propio nacimiento, te recomiendo leer las próximas líneas.
EL VALOR DE LA INEXISTENCIA
El filósofo sudafricano David Benatar escribió en 2006 el libro ‘Better Never To Have Been‘ (Mejor no haber existido nunca, en inglés), donde defiende el antinatalismo a partir de un concepto al que denomina «asimetría».
La idea se parece bastante a lo que propone Arthur Schopenhauer. Sucede que la ausencia de dolor es considerado como algo bueno; sin embargo, la ausencia de placer es algo neutral (ni bueno, ni malo).
Llevando esto al terreno de la natalidad, alguien que nace puede disfrutar de los placeres de la vida (bien) y sufrir en algún momento (mal). Los que no nacen, en cambio, no sufrirán (bien) ni disfrutarán ningún placer (ni bien, ni mal).
Entonces, como la ausencia de placer en los «no natos» ni es positiva ni negativa, la ecuación siempre resulta a favor de no haber nacido.
¿Y EL SUICIDIO?
Quitarse la vida, aunque creas que lo mejor es no haber nacido, es hacer un mal. Benatar explica que «no nacer» es algo que no le ocurre a nadie en específico, y por eso mismo la defiende. El detalle es que su lógica no es una invitación al suicidio, sino todo lo contrario: el esfuerzo de hacer que al menos la vida tenga un valor.
Veamos un ejemplo ilustrativo.
Benatar piensa que estar vivo es como presenciar una obra de teatro muy aburrida. Puede que no sea tanto como para irse antes de que termine el espectáculo, pero de haberlo sabido antes, seguro no hubiésemos ido a verla.
El detalle es que actuamos en dicha obra y tenemos la libertad de improvisar. Nos podemos esforzar a que la obra sea menos aburrida.
Aunque nadie nos haya preguntado de si queríamos nacer, lo mejor es aprovechar la oportunidad para hacer que las cosas no sean tan difíciles.