El asesinato, la ruta de la bondad

El ser humano es violento por naturaleza… No existe eso de «actos inhumanos». Todo lo que sea capaz de hacer una persona siempre será «humano», porque sus actos -nos parezcan bien o mal según la moralidad de cada quien- son una extensión de su humanidad. Somos lo que hacemos, porque «lo que hacemos» es una proyección de nuestra esencia sobre el mundo. Así como el arte y la literatura, la violencia es una «obra humana», una huella imborrable de lo impredecible que somos por naturaleza, y si piensas lo contario, pues te felicito: eres de los que viven domesticados.

No sé si me pasé de la raya, pero es emocionante saber que cosas así ya fueron pensadas y procesadas por el primatólogo británico Richard Wrangham. En su libro The Goodness Paradox, Wrangham desarrolla la idea de que la bondad del ser humano «se la debemos al asesinato».

«En estos pueblos [primitivos], que llevan unas vidas realmente pacíficas, siempre surgen individuos que intentan imponerse a los demás mediante la violencia, como lo hacen los machos alfa entre los chimpancés. ¿Qué es lo que hace entonces una comunidad que no cuenta con prisiones ni policía? Solo hay una forma de librarse del violento: matándolo. La decisión de ejecutarlo la toman juntos los demás hombres del grupo», señaló el académico en una entrevista para XL Semanal.

«Nuestra bondad se la debemos a algo tan violento como el asesinato. Pero no me entienda mal, no defiendo las ejecuciones en el mundo actual. La Justicia no es infalible y la pena de muerte lleva indefectiblemente a que se ejecute a inocentes; además, no hay ningún indicio de que tenga un efecto disuasorio real», agregó.

Wrangham cierra con que la violencia sirvió a la comunidad de hombres a establecer normas de convivencia para poder eliminar a cualquiera del grupo que resulte una amenaza. «La evolución favoreció a aquellos que se atenían a las reglas… La moral surgió del deseo de no convertirse en blanco de la justicia de la comunidad», señaló.

Duras palabras, pero reveladoras para entender que la violencia fue parte de la «evolución». ¿Será posible acaso un mundo sin violencia? En teoría sí, pero no funcionaría sin un sistema en el que las libertades se vean reducidas para evitar el abuso de los violentos. Y aún así esta solución tiene sus observaciones, por lo que el uso «adecuado» de la violencia es un salto de fe según quiénes te juzguen y el bienestar de la comunidad.