Pibonexia, cuando crees ser más guapo de lo que eres
A veces tengo la impresión de que todos, absolutamente todos, tenemos una pizca de todos los trastornos que existen y faltan por descubrir, solo que están en correcto equilibrio para vivir con cierta normalidad. Piénsalo bien. A veces tenemos miedo a algo, pero no lo podemos llamar una fobia. Otras veces nos gusta hacer algo extraño en el sexo y no por eso es una parafilia. Todos tenemos ese algo que, si le damos rienda suelta, fácilmente no tendríamos los amigos de ahora y viviríamos de cualquier otra forma. No sé si de la correcta, pero al menos sí en los límites de la normalidad.
Algo de lo que creo que tenemos todos, al menos una pizca, es la pibonexia, un término creado por la comediante española Susi Caramelo. En el país ibérico, «pibón» significa una persona sumamente atractiva, por lo que «pibonexia» es creerse más atractivo de lo que realmente somos.
Y mierda que sí existe ejemplos en todas las redes sociales. Lo más preocupante es que la industria innova para satisfacer la pibonexia al crear algoritmos que alteran las imágenes corporales. Un poquito de culo por aquí y algo de biceps por allá. Si ya uno se «cree» pibón, imagínate de la sensación que se lleva al creer que está «tuneando» su ya codiciada imagen corporal. Si ya en tu celular viene la opción «Belleza», saca la cuenta a lo que estamos expuestos.
La pibonexia suena a broma, pero puede ser interpretado como una variante de dismorfofobia (TDC), un «trastorno obsesivo que consiste en una preocupación fuera de lo normal por algún defecto, ya sea real o imaginado, percibido en las características físicas propias». Al menos el 1% y 2% de la población mundial reúnen los criterios diagnósticos propios del TDC.
Uno puede creer que lo que está detrás del TDC es el ego o la ansiedad de siempre figurar en redes sociales, pero en realidad es causado por una mezcla peligrosa de factores biológicos, psicológicos y ambientales del pasado o presente. Espero que nada de esto sea leído por un hipocondríaco como yo.
La pibonexia nunca desaparecerá, porque se volvió un negocio. Hay corporaciones que ganan dinero con las necesidades físicas y psicológicas de las personas. Lo curioso es que su origen no necesariamente puede ser personal, sino inducido por las marcas y la publicidad. Creer que eres más guapo de lo que eres por tener «algo» que hace a la gente bella es proyectar nuestro atractivo a simples objetos del mercado, donde el márketing hace que vivamos de la ilusiones: el anhelo de ser más guapo de lo que nos percibimos.