¿Se puede «morir de amor»? Conoce el síndrome del corazón roto

«Morirse de amor». Una frase algo trillada si es que pensamos un poco sobre el amor. Siempre hemos escuchado esto como si fuese una sensación confusa entre la tristeza, la agonía y la desesperanza. ¿Pero a quién lo internan en el hospital por «morirse de amor»? ¿O es que acaso existe medicina para salvarse de tan extraña patología?

Sé que suena a broma, pero sucede que tiene algo de cierto cuando entramos a los detalles. No es que te «mueres de amor» así literal, como si este último elemento fuese un virus que acaba con tu cuerpo, sino mediante las consecuencias emocionales que pueden alterar tu organismo. Mejor recurramos a la ayuda de los expertos

Tengo el corazón roto…

La metáfora del «corazón roto» en las artes es muy conocida, pero sabías que hay algo de verdad detrás de esta sensación. El canal de YouTube TikTakDraw hizo un video con apoyo de Glóbulo Azul para explicar si es posible perder la vida por tener el «corazón malherido».

[embedyt] https://www.youtube.com/watch?v=bm4QJAjLX6c%5B/embedyt%5D

Todo empieza por el estrés. Una experiencia negativa puede ocasionar un cuadro de estrés tan grave que los ventrículos del corazón (parte inferior) dejan de contraerse, limitando así la circulación de la sangre al resto del cuerpo. Esto hace que la presión sea mayor en las aurículas y adquiera una forma esférica, a la que se le denomina «el síndrome del corazón roto» o cardiomiopatía de takotsubo.

La respuesta corta sería entonces que sí es posible morirse del «corazón roto» por las consecuencias del estrés en el corazón hasta el punto de impedir su correcto funcionamiento.

Síntomas del corazón roto

Las sensaciones que uno siente por el síndrome del corazón roto es falta de aire y dolor en el pecho, casi lo mismo que un paro cardíaco sin el bloqueo de las arterias. La diferencia entre ambos males no se sabe con certeza, incluso, hasta después de una observación médica.

La población más susceptible a este mal son las mujeres mayores de 50 años.

Respecto al tratamiento, este demora entre 4 y 8 semanas hasta que el corazón recupere su actividad cotidiana.