“¡Ya échale tierra!”: reflexión sobre el olvido y la posesión de los gustos

“Ya échale tierra… Olvídate”.

Si me dieran un dólar por cada vez que me dijeron esta frase. Pero resulta que yo -muy terco de entendederas- nunca me he mostrado a favor de este consejo y me he roto la cabeza reflexionando si el olvido es la mejor solución cuando dos personas se atraen, incluso tienen química, pero una de ellas está interesada en una relación y la otra lamentablemente no.

¿Qué hacer? ¿Echarle tierra? ¿Olvidarse?

Siempre he pensando que olvidar es una evasión de la realidad; por lo tanto, nunca lo considero una opción. Lo que sí prefiero hacer es llegar a una conclusión justa y razonable sobre la situación.

Volviendo al caso inicial de dos personas que tienen química, pero solo una de ellas está interesada en una relación mientras que la otra quiere mantenerse en el terreno de la amistad. Para efectos del texto y evitar redundancias, a esta situación se denominará como la pareja-dispareja.

Situación jodida: ¡sí, obvio que sí! ¿Pero razón suficiente como para irse al desvío y olvidar todo? Eso sí no me parece y es lo que reflexionaré a continuación.

El gusto no se posee

Pienso que el querer, el gusto o el amor por alguien es algo que no se puede poseer. Cuando nos agrada alguien, ese ‘algo’ que nos agrada es un elemento independiente al tipo de relación que podemos tener con esa persona.

Hagamos un ejemplo. Te gusta un chico/chica por su personalidad irreverente. Ese gusto que te motiva a seguir frecuentando a esa persona es un elemento independiente al tipo de relación que tengas con él o ella. El gusto por esa personalidad irreverente no depende si es tu amigo, confidente, enamorado, novio o esposo. ¡En realidad se trata de un gusto por cómo es la persona en sí!

No tiene que gustarte como amigo, confidente, enamorado, novio o esposo para apreciar ese gusto. Simplemente el gusto está y eso hace que te sientes cómodo frecuentando a esa persona.

Ahora en el caso de la pareja-dispareja, resulta muy egoísta creer que ‘echando tierra’ (olvidando) uno soluciona las cosas, como si la buena vibra entre ambas personas dependiera de si estaban o no como enamorados. ¡Pues claro que no! Ya expliqué que el gusto por alguien es independiente del tipo de relación se que tenga con persona.

¿Qué hace uno finalmente con la buena química y los buenos ratos que pueden pasar juntos sin necesariamente ser pareja? ¿Acaso la buena química entre ambos dependía de haber estado o no?

La clave es…

Pienso que optar por el olvido porque los planes para establecer una relación se frustraron es creer que el gusto por alguien es algo que se posee. Y como eso no sucederá, el ego se ofende y patea el tablero porque no fue satisfecho.

¡Qué lógica para más animal!

Lo mejor en las situaciones pareja-dispareja es la sinceridad, sobre todo la sinceridad con uno mismo. La amistad es el opción más diplomática y políticamente correcta. Así, puedes frecuentar a esa persona que te gusta su forma de ser y seguir compartiendo la buena química, que es lo más valioso entre dos personas.

Suena fácil, pero obviamente no lo es. Uno tiene que espantar las falsas expectativas y tener en claro que los gustos -si se sienten de verdad- perduran por siempre. La clave finalmente para superar la situación pareja-dispareja es admirar las personas por como son, no por cómo queremos relacionarnos con ellas.

Foto: Flickr – National Library of Australia. Bajo licencia de Creative Commons