Inolvidable
Estas líneas merecen hacerte justicia por todas las cosas que no fui capaz de decirte… y precisamente fueron las que más te quería gritar en la cara. No callé precisamente porque me faltaran las palabras, sino por todo lo contrario: no sabía por dónde empezar.
Pero ya es algo tarde para hablar, ya caducaron las disculpas que tanto esperabas y desde hace mucho tiempo atrás fue mi hora de partir. Ahora desde lo lejos solo me queda decir que las palabras que pensaba decirte no merecen siquiera pronunciarse ni escribirse, no tienen justificación de ser para darte explicaciones.
Pero lo que sí merecen es un espacio donde poder enterrarlas en mi memoria, algo que debes estar saboreando desde tu lejanía, riéndote como tonta sobre las ruinas de un ego desinflado, harto de escombros y excusas, extraviado en los malos recuerdos durante pésimas noches.
Insisto en que merecen un espacio donde ser enterradas, porque son pequeñas esquirlas que duelen las nuevas bases de una vida que pretende ser reconstruida sobre mi historial asesino de tus ilusiones.
Aunque ahora no te deba perfectamente nada, siento que este suplicio está dedicado al ser que inventé de ti. A quien le hablo ahora desde mi ficción, una imagen tuya garabateada por el cinismo, al pedazo de historia que implantaste en mi vida: el dulce recuerdo de lo extraviado, la agonía del olvido sobre lo inolvidable.