De tenue azul y negro

Dentro de la oscuridad, de luces brillantes, parpadeantes y bulla, te cruzaste como las casualidades de las mejores historias de una sola noche y acabaste huyendo como la princesa de un cuento donde no hay hadas, donde los príncipes no juegan a rescatarte y donde yo no te iba a rescatar de un sueño que contemplabas en lo más profundo de tus párpados -que muy cerrados de placer y dolor- nunca me vieron a los ojos. Nunca vieron mi verdad.

Absorbiendo tu aliento en medio del hastío, oculto entre sombras de gente que danza, ama y muere en tonos azules y negros de una canción que no termina, de un beso que cada uno juraba ser el último con las ganas de nunca más vernos como si se tratara de una despedida eterna, dolorosa y placentera.

Y te fuiste cuando de repente nos detuvo la cordura. Partiste por donde se mezclan tantos rostros desconocidos en una masa imperfecta de humanidad. Y estático me quedé, con los labios hechos jirones y con el rezago de tu perfume mezclado con sudor sobre mi piel. Huiste como quien abandona a sus propias víctimas, huyendo no del cuerpo del delito ni de la justicia… Huyendo de una conciencia corruptora que ahora mismo, por culpa tuya, me tiene como imbécil escribiendo estas líneas sabiendo que no te volveré a ver.