¿Qué tipo de persona eres cuando debates?
Últimamente estoy cayendo en la cuenta de que existen dos tipos de personas al momento de debatir: quienes consideran su propio conocimiento como lo verdadero sin reparar en la existencia de algo más que escape a su perspectiva y quienes son conscientes de los límites de su propio conocimiento, permitiendo así el desarrollo de más perspectivas sobre lo que desconoce y no por eso es inexistente a la realidad.
Me explico con mayor detalle. Las personas que únicamente creen en su conocimiento como lo verdadero tienden a negar la existencia de una realidad más allá de los límites de su propio entendimiento. El problema de pensar así es que el debate se limita a un solo aspecto de la realidad, precisamente en aquella donde esta persona se siente más cómoda y es incapaz de desenvolverse (o incluso aceptar) que la realidad es tan amplia como las infinitas interpretaciones de la verdad. Debo advertir que esta actitud es propia de quienes al debatir ponen el ego por encima del desarrollo del conocimiento. Simplemente no quieren arriesgarse a cambiar de opinión, porque lo toman como una derrota personal.
Las segundas personas, aquellas que son conscientes de los límites de su propio conocimiento, son capaces de empatizar con las perspectivas del resto y ocultar el ego de su propia posición en beneficio de una verdad constructiva. Usualmente este tipo de personas se limitan a escuchar los argumentos, a mantener silencio durante las intervenciones y tratando de construir un panorama uniforme según las distintas perspectivas. Eso no quiere decir que no tengan una opinión o argumentos sólidos sobre lo que se discute. Todo lo contrario, lo que hace en verdad es alimentarse de esas intervenciones para bosquejar una panorama común, porque él es consciente de que la realidad es amplia e infinita, y no siempre se puede tener la razón. Este tipo de personas apuestan más por el intelecto que el ego de tener la última palabra, y son más hábiles al salir de su zona de confort intelectual para adaptar nuevas ideas de lo que él mismo reconoce no saber.
Pongamos un ejemplo sencillo: el matrimonio homosexual en Perú. Alguien que solo cree en su conocimiento como lo verdadero podría opinar que no deberían existir las familias homoparentales, porque confundirían al niño respecto a los roles del hombre y la mujer en sociedad. El problema de aferrarse a esta lógica es la incapacidad de reconocer que existen homosexuales capaces de criar a un menor de edad según las normas de convivencia y que los “roles del hombre y la mujer en sociedad” son, en realidad, construcciones sociales. El rol “masculino” y “femenino” dentro de la familia no está ligado necesariamente al sexo de los padres, sino al rol que cada uno adopta a la hora de conformar una familia.
Por otro lado, quienes son conscientes del límite de su propio conocimiento, atenderán la lógica de quien cree que las familias homoparentales no deberían existir para dilucidar más aspectos sobre esta lógica, incluso cuando no la comparte. Esto puede llevarlo, por ejemplo, a temas como la religión y crianza familiar. Lo que hace esta persona es adaptarse a las nuevas informaciones para elaborar un análisis completo sin prejuicio ni desestimando las experiencias de quienes están en contra a su posición.
Cabe señalar que entre los dos tipos de personas que describo existen miles de grises. Hay personas que se sientan cómodas en los extremos y otras jugando en el medio al sentirse comprometidas en el tema que se debate. De hecho, el tema de los grises siempre varía según la intensidad del debate. Insultos, frases con doble sentido y la falta de respeto son elementos que enturbian el proceso de creación de conocimiento y, por ende, la calidad de desarrollo de ideas.