Morir siendo auténtico: una lección del Alzamiento de Varsovia

Algo maravilloso de conocer nuevas ciudades es mezclar sus hechos históricos con la vida personal. Siempre he pensado que socialógicamente la “personalidad” de una nación se debe considerablemente al pasado, porque los acontecimientos históricos más impactantes se transforman en una marca indeleble en el imaginario colectivo de los ciudadanos. Lo más bonito de este análisis (a lo que denomino turismo nerd) es cuando dicho imaginario se integra a tus sensaciones, se funden en una sola lógica y aprendes a valorar la historia desde una perspectiva humanista.

No entraré en detalles, pero me sentía anímicamente fatal cuando llegué a Varsovia, la capital de Polonia. Me hallaba por ese entonces en una encrucijada: debía elegir entre la autodestrucción a causa de la fidelidad a mis sentimientos más puros o el completo abandono tratando de ignorar lo auténtico de mis sensaciones. Realmente era una situación difícil, no se la deseo a nadie.

Estaba indeciso hasta que supe la historia del Alzamiento de Varsovia.

El Alzamiento o Levantamiento de Varsovia se trata de la mayor rebelión civil contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar durante la ocupación nazi de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial, del 1 de agosto al 2 de octubre de 1944. Fue planificado por el Armia Krajowa o Ejército Territorial, que representaba al gobierno constitucional en el exilio. Formaba parte de la llamada Operación Tempestad, cuyo objetivo era liberar Polonia antes de que lo hiciera la Unión Soviética. Las tropas polacas resistieron durante 63 días el asedio alemán, pero ante la falta de apoyo aliado, fueron superadas finalmente por las mucho mejor equipadas tropas alemanas. El final de la contienda se saldó con 250.000 civiles de Varsovia muertos, la mayoría ejecutados, y más del 85% de los edificios de la ciudad destruidos.

Cuando empezó el Levantamiento, el Ejército Rojo se encontraba a decenas de kilómetros de la capital, y al llegar el 16 de septiembre sólo debían cruzar el río Vístula para liberar Varsovia. Sin embargo, los soviéticos se detuvieron, lo que ha llevado a la mayoría de los historiadores a concluir que Stalin prefería que la sublevación fracasara, para poder gobernar Polonia con mayor facilidad durante los años de la Guerra Fría. Los soviéticos, por su parte, aseguraron que frenaron su avance por problemas de abastecimiento, ya que sus líneas de suministros estaban sobrextendidas desde la Operación Bagration.

Wikipedia

Una cosa es leer esta descripción de Wikipedia y otra es vivirla en los lugares donde ocurrieron los hechos. Aún quedan muros con fragmentos de bala de las ejecuciones y las estatuas en memoria de los soldados caídos son bastante expresivas en lo que respecta la valentía y el arrojo por una causa considerada perdida desde su planteamiento inicial. Prácticamente fue un suicidio en masa, pero eso lo sabemos ahora que el tiempo ha pasado. En ese entonces, la esperanza y las ansias de libertad despertaron el instinto más salvaje de supervivencia e independencia nacional.

El Alzamiento de Varsovia es criticado debido a las posteriores represalias del Ejército Nazi contra la población civil. Se calcula que entre 40 000 y 100 000 personas fueron ejecutadas con la intención de disuadir a quienes pensaban unirse a la resistencia; sin embargo, tuvo el efecto contrario.

Ahora cabe preguntarse si realmente valió la pena.

Pienso que este tipo de interrogantes son inútiles, porque requiere del tiempo para finalmente dar una respuesta según las opciones. Usualmente llegas a resolver tus dudas cuando el tiempo para decidir ya pasó.

Pero arranquemos con que siempre hay un riesgo de fracasar, eso es inevitable. Lo esencial sería entonces guiarse por una interpretación de la realidad, siendo conscientes del número infinito de probabilidades que pueden jugar a favor o en contra de nosotros. Situarse bajo esta perspectiva hace que nuestras decisiones no sean buenas ni malas, sino racionales o irracionales según nuestro análisis.

Puedes hacer nada y arrepentirte. Puedes hacer algo y arrepentirte. O puedes hacer algo -incluso hacer nada- y aceptar con orgullo que fuiste auténtico según tu perspectiva de la realidad. De alguna forma, dicha perspectiva es el resultado de la capacidad interpretativa de tu personalidad, y no hay nada peor que ser hipócrita consigo mismo.

Eso fue básicamente lo que aprendí con el Alzamiento de Varsovia: guiarme de mis convicciones circunscritas en una realidad limitada, pero esencialmente mía, y sufrir si hay que sufrir sin dejar de ser uno mismo ante las circunstancias más adversas. Poder verme en el espejo sabiendo que sigo allí.

Foto: Stefan Baluk