Ojos de asesina
Dos alfileres de vudú, dos botoncitos
acaramelados con párpados
que deben saber a fresa,
un océano seco, un desierto
donde transcurre el tiempo
como en los relojes de arena.
Dos miras que no miran,
un tiro en la sien desde la retina,
miras hasta que se dé por rendir
Dos patíbulos en esperas del reo,
diez fusiles, cinco por cinco,
intimidan al culpable
de invadir el campo de nadie
en la batalla de tus ojos
contra el mío,
dos trincheras en combates.
Dos ruínes, dos ojos de asesina
que matas la cordura
para impedir el verso
redentor de mi timidez
en mis dos ojos que dudan
atreverse a verte otra vez.