L’hymne de la laideur [El himno del feo]

Soy feo, porque no me parezco a ti, porque no te sientas conmigo en el bus. Soy yo el feo que no me hablas, que huíste de una cita al cine por la muerte de tu perro. Soy el feo que descuida tu ausencia en la vigilia. Soy el que te siente presente en el sueño. En la ignorancia.

Soy feo por esas cosas que hacen a los feos más feos. Soy feo, porque no te imaginas a mí contigo y yo me imagino sin mi fealdad contigo. Soy feo a voluntad, porque me dijiste que no te enamorarás de mí. Soy feo, porque de ti solo sé lo que te invento en novelas felices, cuando tus amigos de tus amigos que no son mis amigos hablan de ti. Soy feo, porque no sé bailar. Soy más feo, incluso, porque lo intenté contigo.

Soy feo escuálido, esquelético de encantos, anímico de afectos, asmático a tus exhalaciones sin nebulizadores de tu boca, un beso. Soy feo, porque no comparto tus palabras en inglés. El feo que tartamudea al hablarte, fiel imitación a las metralletas.

Soy feo incapaz a ser más feo. Soy feo por ti. Soy feo que te miró durmiendo en una clase. Soy el feo que unió lunares de tu espalda cuando me la dabas con intención.

Soy feo, porque no soy Luis Fonsi o Enrique Iglesias. Soy feo que no conoce amistades: el fuego irremediable de la consquista son las batallas perdidas de tu atención. Soy feo, porque la ingenuidad transformó mis ojos pendientes al tiempo. Soy feo, porque no tuve un golpe de suerte, sino que me sacó la mugre al saber que alguien como tú existías.

Soy feo por la maldición de Dios, por su envidia a compararte con él. Soy feo como las espinas de la flor que te esperan, mi pétalo de una rosa. Soy feo, porque no tengo auto donde llevarte. Feo, porque te regalé una rosa como los abuelos hacían con sus abuelas. Soy feo, porque pensé en casarme contigo en abril. Soy feo, porque el tiempo no curó tu despedida sin que te despidas de mí. Soy feo, porque te invité a tomar un café sin que tuviera el dinero de pagar dos, sino que te iba a regalar el mío.

Soy feo, porque no te miro el cuerpo y te alabo como los demás. Soy feo, porque veo más allá de tu bikini y no solo eres un saco de carne y hueso. Soy feo, porque intenté convencerte que yo si amaría tus fealdades al decirte que mi negativo mas tu negativo daría un positivo a dos vidas. Soy feo, porque te conté de mí tantas cosas de las que quise haber sabido de ti. Soy el feo que se rompió la manga de la camisa al responderte la hora. Soy el feo que llenó tu pantalla del computador con avisos que ingresé para que me hables. Soy el feo que te dedica nicks sin que entiendas a qué me refiero.

Soy feo por las pocas cosas bonitas que no quisiste ver en mi. Soy el feo que promete fidelidad que tu desconoces, aunque la desees tanto como yo a ti. Soy el feo que escucha Ricardo Arjona a solas. Soy el feo que no brindaba contigo en las juergas, porque quería ser yo el que te lleve a tu casa, pero nunca ocurrió.

Soy ese feo… que no te dejó de amar…

Foto: mark sebastian – Flickr. Bajo licencia de Creative Commons