Publimetro, el ‘adiós’ formal…

Faltan casi dos semanas para abandonar Lima. De momento cada hora del día es una especie de mini despedida, desde el último brindis de ayer con los amigos hasta el buenos días de mi madre al despertar.

El ‘adiós’ más formal hasta la fecha es Publimetro, donde trabajé por cinco años con gente maravillosa. Formé parte del primer lote de periodistas que contrató la empresa, incluso antes de su salida al mercado. Esta especie de honor me motivó a quedarme en el mismo medio por tantos años -dejando de lado otras propuestas- por un simple cariño a las cosas más sencillas y significativas para mí.

Publimetro fue una responsabilidad… y una promesa a quien espero que se sienta orgullosa de mi trabajo todo este tiempo. Me acuerdo bien ese día, algo lejos de la ciudad, donde su recuerdo se fundió con mi dedicación para rendirle tributo a su última voluntad en vida. Pero así como aprendí a quedarme, despedirse también es una promesa a tu memoria para abrir nuevos caminos.

Te cuento que ahora me siento aliviado de dejar Publimetro con un grupo bastante integrado, nada comparado con lo que recuerdas. Ahora almorzamos juntos, los jueves son una alegría y los viernes una cicatriz en el hígado que nos recuerda que ser felices también duele. Sí, los domingos aún es pesado y apoyaré con algunas cositas desde Madrid.

Ahora somos conscientes de algo que me mencionaste en los primeros almuerzos de oficina: “nos veremos más que nuestros familiares”. Tremenda verdad me ha enseñado que las asperezas no deberían perjudicar la misión del grupo. Darnos el hombro, empujar el coche… Darnos la mano para que cada quien pueda crecer en su área.

Lo sé, suena bastante idealista, pero ver la evolución de un grupo humano hasta la actualidad me ha servido como experiencia para cosas más grandes que estarán por llegar. Cómo no estás aquí para comentarte tantas ideas y recibir tu apoyo moral, sea creyendo más en mí que mis propias habilidad o para sujetarme al suelo mientras alzo vuelo como Ícaro para luego estrellarme en el cruce de la avenidas Miroquesada y Lampa.

Mañana pasaré a visitarte. Lo más seguro es que será con algo de resaca, pero igual te veré antes de partir. Un abrazo larguísimo donde estés. Deséame suerte y gracias por todas las cosas que hiciste y seguro no imaginabas la transformación que hiciste en las vidas que tocaste. Gracias Lore.