El Mimo

Anoche asistí a la pizzería cultural ‘Remy’ ubicada en Los Olivos, cerca al cruce de las avenidas Universitaria y Antúnez de Mayolo. Fui principalmente por un show musical. No estaba preparado para lo que vería después de ese número.

A manera de cierre, un mimo llamado Enzo Gárate subió al escenario para hacer un show tan sencillo como inolvidable. Primero interpretó a un personaje bastante divertido y torpe, pero luego las risas se tornaron en una especie de introspección sutil, pero poderosa.

Se trataba de un hombre que luchaba con un sombrero que se hacía el difícil. Lo sé, suena raro, pero el sombrero prácticamente era un personaje. Además de servir para cubrir la cabeza, el mimo lo utilizaba como un saco de caretas, los cuales se colocaba en el rostro expresando sonrisa, tristeza, enojo, etc.

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Hubo un momento en el show que entre las caretas que sacaba del sombrero -haciendo el ademán de colocárselos en el rostro- observé mi cara reflejada sobre el escenario. ¡Sí, me veía actuando!

Muy pocas veces sentí tanto apego por un número artístico. La catarsis fue tremenda y tan solo era un inicio para lo que vino después. El mimo interpretó a un tipo enamorado a lo largo de toda su vida, desde que se enamora hasta que hace de abuelo esperando su muerte… pasó de la compañía familiar a la completa soledad.

Parpadear se hacía difícil. La experiencia fue única en su sensibilidad. Hubo quienes recordaron a sus abuelos, a sus padres con ese último número. Yo me veía a mí mismo y lo que desconoceré en el futuro. Cada situación e historia, desde el romance hasta la paternidad, el número acabó siendo una lección única sobre… sobre… No sé. ¡Sobre eso mismo! Desconocimiento a qué nos depara la vida.

Fotos: Facebook – Enzo Gárate