El dinosaurio joven
Soy filatelista por amor a la historia universal y soy un dinosaurio joven que teme la extinción de su raza. Hace unas semanas oí cómo dos filatelistas calculaban, a partir de la edad de quienes aún tienen la fuerza de reunirse cada domingo a la espalda de la Casa de Correos, en cuántos años moriría esta pasión. “En unos diez o quince años todo acabará. Los colegas mueren de a pocos y sus colecciones se pierden con el tiempo”, dijo con nostalgia un colega que ya bordea los 60 años.
Es triste saber que soy el más joven de los coleccionistas con mis 25 años de edad. La media, según me explicó un amigo, es de 35 ó 40 años, por lo que me siento el engreído al recibir consejos de todos ante preguntas que por vergüenza a mi ignorancia no me atrevo a formular.
Con quienes tuve la oportunidad de conversar sobre sus vidas me contaban que iniciaban sus colecciones a los 7 ó 10 años, detalle que me recuerda que yo también desde niño quise ser filatelista. Recuerdo que le conté a mi padre, pero nunca tuvo la iniciativa de colaborar con mis aficiones. No fue hasta que comencé a ganar mi propio sueldo para recuperar el tiempo perdido.
Sé que aún soy muy joven para preguntarme qué será de mi colección cuando llegue al final del camino. Me intriga saber qué harán con las estampillas de temática militar que cada domingo iba comprando. Si en diez años la filatelia en Lima desaparecerá, ¿qué será de mis hijos si pienso en inculcarles esta afición? Sé que no debo obligarlos a hacer lo que yo quiero, pero al menos que tengan el conocimiento de este campo intelectual.
Cuando salió el álbum del Mundial de Brasil 2014, ¿también te diste el trabajo de comprar todas tus figuritas para completarlo? Bueno, si fuiste de aquellos afanados, te diré que eso no es nada comparado con las ‘otras’ figuritas que se han repartido por todo el mundo en conmemoración de los mejores futbolistas de la historia. Creo que solo basta tener el gusto por coleccionar algo para ser filatelista, la cuestión es hallar el tema que te apasione. Y te diré algo, hay para todos los gustos.
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