“Ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble”

De la colección de libros que he podido almacenar en mi cuarto, siempre me llamó la atención “El Profeta”, de Gibran Jalil Gibran, porque la obtuve hurgando entre las cosas de mi fallecido tío Mario. Lo curioso es la dedicación que tiene en sus primeras páginas y las anotaciones que él hizo en vida durante la lectura, detalle que me conmueve al saber que tiene los mismos gustos por los míos en lo que respecta a pasajes de tan bellos poemas.

En fin, este ha sido uno de los pocos libros que he vuelto a leer dos veces, o que reviso esporádicamente buscando interpretaciones de sentimientos cursis, pero con muy buen tino filosófico. Me llamó la atención el pasaje sobre el ‘Matrimonio’, ya que realmente abarca todo tipo de relación amorosa. Resulta curioso, porque como se debe a una traducción, imagino que hubo un error para interpretar una frase inexacta sobre las relaciones de pareja en árabe.

Aquí les comparto el texto del pasaje que seleccioné para ustedes. Resulta interesante cómo aprecia la relación entre dos personas a partir de un todo poseído por la Vida, que nos debemos a esta para no hacer del amor una ligadura asfixiante.

Entonces, Almitra habló otra vez: ¿Qué nos diréis sobre el Matrimonio, Maestro?

Y él respondió, diciendo:

Nacisteis juntos y juntos para siempre.
Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.
Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.
Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa.
Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.
Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.
Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.
Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.
Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.
Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.

Foto: Pixabay – Quique. Bajo licencia de Creative Commons