Del ‘me gustas’ al ‘te quiero’ y algo más

Hay quienes diferencian muy bien el “me gustas” del “te quiero” y, por supuesto, del “te amo” con mucha cuidado para no acelerar las primeras expresiones de cariño en una pareja. Obviamente, las tres frases responden a una escala emocional que pasaré a detallar más abajo.

Comencemos con el “me gustas”. El enunciado se ubica en el nivel más bajo de la relación entre dos personas, pero algo más especial que el amigo corriente, o sea el friendzone. Decir “me gustas” es el inicio de una relación que puede ser cualquier cosa sin la necesidad de que haya un compromiso o exclusividad de decir la frase a cualquiera. A diferencia de los dos otros enunciados, el “me gustas” es menos posesivo y más libre como para decirlo sin temores a quienes sentimos más cerca.

El “te quiero” es parecido al “me gustas”, pero en una escala mayor respecto al compromiso. Solo mencionar “querer” como que resulta algo posesivo que denota una necesidad, pues sientes que algo te falta y esa persona la corresponde. Usualmente la frase se utiliza en el inicio de las parejas formalmente establecidas, algo diferente con el “me gustas” que puede pronunciarse a los amigos de verdad.

Finalmente, el “te amo”. Como que esta frase ya es el máximo de los máximos en lo que respecta expresiones de cariño. Muchos temen utilizarla al inicio de la relación, pues como que se queman etapas y apuran el compromiso a niveles mayores. No obstante, la importancia de la frase está muy limitada pues sentimos amor por todo, solo que utilizamos etiquetas como “te quiero” y “me gustas” para calibrarla emocionalmente.

Qué problema resulta a veces decir “te amo” muy pronto y sentir cómo estrangula el silencio mientras esperas la respuesta de la pareja. Debemos considerar que el amor no solo se proyecta cuando decimos “te amo”, sino en todas aquellas frases (o acciones) que evocan una sensación especial por alguien. De esta manera, el “me gustas” y el “te quiero” guardan amor en pequeñas medidas, solo que autocensurado para no mostrar nuestra parte más sensible al decir lo que sentimos.