¿El amor es racional?

Hace varios días publiqué una suerte de glosario de sentimientos según la Real Academia Española. Entre las palabras rebuscadas figura el ‘amor’ descrito como un sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

La especificación genera algunas dudas sobre exactamente cómo es esa energía mencionada y cómo es esa atracción “natural” por la otra persona. La respuesta, como hemos de imaginar, está en cada uno de nosotros para hallar un horizonte a lo que sentimos. Muchos dicen que aman a alguien por ser lindo, atento o caballero con una dama; sin embargo, pienso que esa es la peor manera de saber por qué se ama a alguien especial.

El amor es un sentimiento que varía dependiendo de cada persona en la Tierra, por lo que existen infinitas interpretaciones para el término. Partiendo de este panorama, la unidad básica del amor sería la atracción entre dos personas. El móvil de esta cohesión es “algo”, un elemento no específico en la sensibilidad humana considerando que la palabra tiene un sinnúmero de denotaciones.

La dificultad de describir el amor como un valor categórico hace que este sea una incertidumbre. Aunque sea difícil de creer, justamente esa conclusión (o inconclusión) es el significado más puro del sentimiento, pues amamos sin móviles aparentes y, por lo tanto, con pleno desinterés.

Por ejemplo, si explicas por qué amas a tu pareja, realmente no la amas, porque brindas razones suficientes para describir un sentimiento indescriptible, que acapara infinitos valores a nivel emocional. Demostrar por qué se ama a alguien haría del sentimiento un objeto limitado en la descripción.

Pese a concluir de que el amor se trata de una incertidumbre, sí es racional en el sentido de que las personas aman para satisfacer necesidades emocionales. Nadie ama para sentirse triste, pues la meta es la felicidad plena sin preocupaciones.