Nunca debes dedicar una canción
Muchos juran ser románticos por dedicar canciones. Particularmente, pienso que es la salida más fácil y ordinaria para expresar lo que sientes, porque no se puede circunscribir las sensaciones en una canción compuesta por un sujeto que para nada te conoce. Si se sabe cantar, bueno, vale la pena dedicar una canción en el karaoke, pues se trata de una interpretación que ha requerido de un talento propio.
Una obra de arte, así como las canciones, guardan una esencia única que proviene del mundo del autor. Dicha esencia no es transferible y menos compartida como una experiencia universal. El amor y la tristeza que sentimos al escuchar un tema necesariamente no es el mismo que el compositor quiso expresar, sino que así lo interpretamos bajo nuestras sensibilidades. Prácticamente, al dedicar una canción estamos copiando esa esencia única para ‘piratearla’ y entregársela a otra persona con la etiqueta ‘esto siento por ti’. Nada más ridículo.
Si algo debes dedicar a tu chic@, que nazca de ti mismo, que sea tu obra original, pues en ella se guarda la esencia de nuestras intenciones. Aunque no sepas dibujar bien, por ejemplo, no existen formas ni líneas para expresar aquella sensación que nos hace sentir vivos. Tan solo mira los cuadros más caros en el mundo del arte y verás que no se necesita de mucha ciencia. El secreto, no temer al ridículo cuando se trata de plasmar nuestro universo en obras inspiradas por la pasión.