Si te has laceado, lo siento, Dios no acepta devoluciones

Hace un par de meses asistí a la graduación de mi mejor amigo en el anfiteatro del colegio San Agustín, por la avenida Javier Prado. Llegué algo tarde, así que no tuve de otra que ir a la platea del segundo piso para observar a todos los recién graduados. Todos estaban vestidos para la ocasión, hombres de corbata y bien peinados, mientras que las mujeres de taco, vestido y ¡todas con el cabello planchado, totalmente laceas! Las graduadas parecían todas iguales desde lejos con las greñas forzadas a dejar su…

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