Virus Z

Todavía recuerdo el día en el que me mataron por la radio. Conducía de lo más normal cuando en la radio advertían del virus Z. En aquel momento no lo sabía pero ya era hombre muerto por tan solo saber de su existencia. A las semanas, los científicos descubrieron que el virus se contagia exclusivamente en humanos y tarda unos seis meses en matarte. Aún no lo sabía, pero ya me quedaban cinco meses. A los cuatro, el mundo entró en pánico al saberse que el virus Z se contagiaba por tan sólo saber de su existencia. Los expertos explicaron que solo entender el concepto, idea o noción del virus, incluso sin referirse a él como «virus Z», generaba una degradación natural del cuerpo hasta la muerte. Por primera vez, la naturaleza enseñó a la humanidad que las ideas pueden matar… literalmente.

Mi hijo, como miles de otros, estaba por nacer y tanto su madre como yo iríamos a morir a los tres meses de nacido. Los únicos sanos del planeta eran los niños, la mayoría menores de seis años, y las personas con discapacidades mentales que aún desconocían la existencia del virus. No hubo tiempo de pensarlo. Me quedé con mi hijo hasta el último instante, se lo entregué a un chico con síndrome de Down que no entendía por qué ahora cuidaba de tantos niños. Era mejor hacer eso que los programas gubernamentales de supervivencia humana. La clave era hacer nacer a toda una generación sin que sepa del virus Z, borrar todo y renacer… Otra vez, literalmente.

Ahora perdóname por leer esto, porque ahora tú también morirás en seis meses como yo.