Sabías que algo andaba mal cuando respiré de tu aliento tras besarnos en un beso que sabía sueño. Me soltaste para irte caminando de prisa como si te faltara el tiempo cuando a mí me faltaba el aire para seguirte de cerca. Cierro los ojos en un último intento de seguirte el ritmo y extiendo mi mano para tomar de la tuya pero acabo tomándote del zapatito rojo. Ya alzabas vuelo y me elevaste sujetado a tus tobillos mientras te disculpabas por nunca haberme dicho que te deban miedo las alturas cuando levitabas al besar. Y volamos así hasta más arriba de las nubes, riéndonos de los nervios hasta desmayarme por la falta de oxígeno.
Desperté en mi cama con la ventana abierta, confundido por el extraño sueño que tuve con quien iba a verme dentro de unas horas. No le presté mayor atención hasta que tendí mi cama y un zapatito rojo salió volando hasta pegarme en la frente. Entonces lo entendí. No nos habíamos soltado aún con el miedo a volar.


Deja un comentario