El sujeto de cabello largo
Me diste un beso cuando notaste que me corté el cabello, ya fastidiada de enredar nuestras cabezas al levantarse. Es que nunca te lo dicho… Siempre me habías pedido cortarme el pelo, solo que no sabía cuándo decir basta a las ganas de buscarme en tus sueños. Tuve que entender tras varios años de compartir cama que la fe en lo nuestro tiene su origen en la incertidumbre de saber si me amas, incluso después de la vigilia cuando cerrábamos los ojos agotados de amor. Admito no haber visto más de lo que me corresponde y aún así no me hallé en tus universo complicados, enreverados y tan tuyos como tú te perteneces a ti misma y donde no hay espacio para mí, y aún así me tienes para ti al despertar.
Es que nunca te he dicho que el enredo de las mañanas era porque hacía nudos con nuestras cabelleras para conectarme a tus sueños. Ahora que no hay de donde unir, te dejo libre de mi curiosidad y el placer de verme más bonito para ti.