El beso
Un día te quise besar y no se pudo por razones increíbles. La boca se me hacía pesada y los labios se me fruncían por si solos, porque mi cerebro no entendía cómo es que ya abordadas el taxi sin haberte besado. Estuve así por una semana, besaba a cuanta amiga con confianza tenía pero nada podía hacer escapar de mi boca ese beso que te tenía preparado. Ya harto de tener boquita de pez por más días, besé una hoja de papel imaginando que eras tú para luego atarla a un globo. Y así pude ver cómo tu beso se iba volando hasta donde no sé mierda…
Pasaron años hasta que nos cruzamos por razones increíbles. Era de noche y me hablabas de las estrellas como si las hubieses visitado todas mientras yo las miraba pensando en el globo que se llevó tu beso, si es que acaso lo hubieses visto flotando en la inmensidad del universo. A los años supe que así fue y nunca me lo dijiste, porque nunca supiste de quién era ese beso hasta que nos besamos por primera vez.