El lúgubre

Nací el día en el que Dios estuvo triste. Una mañana en la que pocas cosas importantes importaron incluso para mis padres. Me dijeron que me amaron hasta la edad en la que no aturdes tu vida con traumas y amé como nunca lo he hecho porque nunca aprendí a amar. Y reniego cada dos por tres y me río cada uno por cuatro y lloro cada cinco por siempre. Que espero morir sin ser feliz de algún accidente. Que espero vivir sin un dios que me juzgue porque soy tan humano como mis errores y perversiones. Ya no espero ser bueno ni espero lo bueno que tardará. Espero que se equivoquen conmigo para que me den las oportunidades de explicarme, disculpándome de lo que no debo y arrimándome en las veredas para vivir sin molestar a nadie como si no existiera.

Porque nací sin que nadie pidiera mi existencia y moriré deseando no haber existido. Que soy el lúgubre cuya única pasión es sacar lustre de la gente como yo, de los que respiran en vidas que sobran.