¿Darías acceso total a tu pareja al WhatsApp? La “prueba del amor” 2.0

WhatsApp es como la Deep Web de Facebook: un espacio donde ocurren las verdaderas relaciones sociales, donde se cuchichea de modo más privado lo que no podemos comentar en un espacio tan público como la red social de Mark Zuckerberg.

De este modo, el servicio de mensajería más popular del mundo se introdujo en nuestras vidas hasta llegar a ser un misterio para las parejas cuando uno desconoce -o tiene la sospecha- de que algo turbio ocurren en WhatsApp.

Ya hoy en día es impensable pedir acceso libre a la app de tu enamorado o enamorada; de hecho, esta práctica es cada vez menor.

¿A qué se debe? ¿Qué ha cambiado en nuestras relaciones respecto a la evolución tecnológica de información? Al parecer, hemos madurado con el paso del tiempo.

Qué dice la ciencia

Un estudio realizado por las universidades de Córdoba y Sevilla revelaron que las relaciones sentimentales entre jóvenes adultos prestan menor atención a la comunicación online mientras avanza la edad.

“A medida que se avanza en edad, la influencia de lo online va teniendo menos impacto en la vida de pareja”, asegura a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Sevilla y responsable de este estudio, Virginia Sánchez.

La investigación, que recogió los datos de jóvenes universitarios de entre 18 y 25 años, evalúo la repercusión del ámbito digital desde la intimidad virtual de los usuarios de herramientas de comunicación 2.0 -entre ellas, destaca WhatsApp-.

“Acciones tan cotidianas como hablar de la relación de pareja vía móvil, compartir fotos con la pareja, enviarle correos electrónicos… todo ello nos orienta sobre si dos personas tienen una relación positiva o hay indicios de conductas que pueden afectarles negativamente”, aclara Sánchez.

No todo es positivo

El mundo está lleno de matices. Hay quienes consideran que la actividad online de la pareja puede llegar a ser un problema, debido a la facilidad de cortejar a otras personas desde la privacidad virtual.

“Aunque es una práctica muy común entre los adolescentes, para los universitarios resulta negativa para la relación de pareja. Un dato destacado apunta que los chicos reconocen en mayor medida practicar el flirteo online que las chicas”, asegura la responsable del estudio.

A esto se suma los problemas de coordinación de la pareja cuando esta no llega a contestar las llamadas o mensajes vía SMS, ocasionando cuadros de ansiedad y desconfianza.

La nueva ‘prueba del amor’

¿Darías acceso total a tu pareja? El estudio revela que una práctica negativa como la intrusión de la pareja en la privacidad virtual puede llegar a ser “positiva” al tratarse de una prueba de fidelidad.

La intimidad no es sinónimo de infidelidad ni de engaño, sino un espacio vital en el que nosotros mismos somos libres de pensar y esconder lo que mejor nos parezca.

“El ámbito privado no tengo por qué ocultarlo, pero tampoco compartirlo. Todos tenemos zonas grises que no queremos mostrar porque no aportan, no suman. Hay muchas cosas que no tienen que ver con la infidelidad que son íntimas”, plantea el experto en redes sociales Roberto Balaguer en el portal La Nación.

“Poder resguardar el área privada hace que estemos más fuertes en la relación. Si los dos compartimos todo, se está negando una zona que es personal. Tarde o temprano termina por estallar. Y tampoco se puede estar poniendo contraseñas a todo. No se puede vivir así”, agregó.

El debate siempre está abierto, debido a que nuestras sospechas siempre son el último argumento ante lo que desconocemos y tememos confiar. De alguna forma, exigir la contraseña del móvil es una suerte control sobre la relación, pero lo cierto es que no se puede controlar todo. De hecho, tener dicho control acaba siendo estresante.

Hay que sincerarse un poco, y es que estar con alguien -por más confianza que tengamos- es un salto de fe.

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