Tiembla de pie
De cuerpo no hay más frontera
para mis labios
que apuntan a tu boca
acariciándote el vientre,
no hay día, sino de tu piel
la noche que nos abriga
en la más completa soledad,
tenerte en mis manos
mientras tiemblas desnuda
al latido de dos cuerpos
tendidos en cualquier lado,
juntos donde siempre
acaban los sueños que
pretenden ser para siempre,
dormirte con mi aliento,
meterme en tu pecho
para acariciarte el corazón,
poseerte sin quitarte la ropa,
darte un beso en los labios
que apuntan al cielo
y esconderme en la carne
de la que juro desaparecer:
convencerte que me esfumé
en la ilusión
de un sueño
en el que creí
amarte
en la más eterna
de las noches…
El sueño
en el que
te acaricié
temblando de pie.