Fin del desempleo (?)

Ya antes había hablado de cómo sobrevivir al desempleo mediante transacciones profesionales muy interesantes para distraerte un rato y creerte capaz de que puedes construir algo desde cero. Algo así es como funciona este blog que ha tenido giros de timón sumamente increíbles.

Pero hay un punto en este juego de mantener la cabeza ocupada cuando ya te olvidas del desempleo y curiosamente uno se adentra en el terreno laboral como una especie de outsider. Como que eres y no eres al mismo tiempo. Es algo tan confuso que hasta te enredas cuando alguien te pregunta en qué trabajas.

Personalmente doy como tres alternativas para saber cuál es la que mejor calza y así evitar el prejuicio de que el desempleo significa vacaciones indefinidas. Nada más equivocado.

Al menos el desempleo te da esa necesidad protoemprendedora de salir adelante con las limitaciones que eso implica. Claro que no hay otra, pues si no de qué comes al día siguiente y con qué cheleas con los amigos de toda la vida.

Es así como vuelvo a recordar la frase de una amiga: “El desempleo fue la mejor etapa de mi vida”.

Será que somos muy millennials o que la vida cuadriculada de otras generaciones no se compara con la onda contemporánea de vivir la vida… De ese imaginario del joven aventurero que sale de viaje por todo el mundo, aunque para eso se necesite dinero y nadie sepa de dónde carajo salió.

Cómo es la vida y el tiempo libre en el desempleo para tomarse el tiempo de pensar en estas cosas mientras tres proyectos se me vienen encima con propuestas interesantes. Es “trabajo” aunque mucha gente levanta la ceja incrédula pensando que se trata de un hobbie.

Será que ellos viven como la vaca de Kant en una sociedad productiva donde hay mayor realidad que el trabajo que realizan todos los miserables días de su vida. O será que sí, efectivamente ando en un hueveo intelectual muy interesante y medianamente lucrativo (¿medianamente?, ¡a quién quiero engañar!). Pero a quién le importa las definiciones. Se trata de ser feliz.