Animales de fuego
Son increíbles las cosas que uno dice estando medianamente ebrio.
Era de noche y estaba con unos amigos en la playa, específicamente observando la fogata que logramos encender con sangre, sudor y lágrimas. Tras un largo silencio, un amigo comenta al aire: “Es increíble, por momentos las llamas toman forma de animales”.
Me quedé viendo el fuego y sí, exactamente el fuego toma formas de animales si aprietas un poco la imaginación. Una rata, un conejo, una ardilla, un zorro de montaña… Habían mil figuras distintas en las llamas y cada una tan diferente de la otra.
“Tienes mucha razón. Para nuestros antepasados esto habrá sido lo máximo, cuántas cosas pudieron haber imaginado a partir de las figuras y las formas que tiene el fuego: mitos, animales increíbles, historias. Siento que estas pequeñas reflexiones nos acercan un poco a ese primer contacto con la naturaleza, la contemplación de lo sencillo”, tomé un poco de cerveza para hacer una pausa.
“Dejarse sorprender por cosas como estas en un mundo tan hiperconectado y con realidades virtuales y digitales por doquier, en un mundo que tratamos siempre de entender como si la incertidumbre fuera un mal. ¡Hemos perdido algo de naturaleza! ¡Hemos perdido la capacidad de sorprendernos! Por eso siempre es bueno volver… Es decir, ya saben, volver al estado del buen salvaje“.
Hubo otro largo silencio.
Hubo otra conexión con la naturaleza.