¡En la cara!

¡Pero si nos vieron la cara! ¿Quiénes? Pues el grillo, la luciérnaga, el alumbrado amarillo de postes marchitos. El policía, los suspiros del puente, el vago de la esquina, la señora del segundo piso y nos oyeron todos, el canillita de periódicos vencidos, el señor este que grita y no calla, la chica esta que no pilla el silencio, porque se le cayó la boca por besar.

Y así de tontos nos vieron la cara que ocultamos en las manos del otro. Y así andamos como palitos de ciego, extendiendo la piernita sobre los baches para reírnos de las torpezas. Guiñando el ojo al buen gusto. Acariciando las imperfecciones.