Adiós poesía…
Qué quieres de mí, poesía.
Ya vez que ando corrupto
de sensibilidades a tu haber.
No me pidas más versos
que nada quiero saber de ti.
¿Qué es lo que quieres?
si ya cansado anda la pluma
y seco el tintero de encantos.
Y la tinta mancha mi cordura
y tristeza el papel donde escribo.
¿Qué quieres? Dímelo…
Ya no creo universos paralelos
ni entrego flores a entierros
cuando la inocencia fallece
de tantos intentos agonizantes
querer lo que no es eterno.
¿Qué hacer? Ya no lo sé.
Esperarte a que vengas
sentado mientras el frío carcome
la sonrisa que esquivo
a los arrebatos de la casualidad
que hieren las ganas de escribirte.
Pues vete, ya no temo tu ausencia,
ya no temo morir sin ideas etéreas,
no temo al verso que te acaricia
ni a la poesía que admiró al mundo
que desconocía y que ahora odio.
Causaste odio, poesía,
porque no cubres otra realidad,
solo donde brillas ligera y tierna…
Vete, no hagas más larga la despedida.
Me despido de ti evitando tus ojos…
Te digo adiós con otra poesía.
Foto: Monterey Public Library – Flickr. Bajo licencia de Creative Commons