“Total, me he agarrado a mejores”: La decadencia del amante derrotado

La frase de siempre ante la desazón de una conquista frustrada: “Total, me he agarrado a mejores”. Sin ahondar mucho en su veracidad, la oración es un salvavidas emocional que todo hombre recurre al sentir que la justicia divina nunca se acordó de él. Como nos recuerda muchos románticos de la época, el mejor de los enamorados es el que termina peor.

Hay que admitir, no obstante, que si bien las cifras avalan el historial del conquistador, la realidad termina deprimiendo a la autoestima. Haber besado a Claudia Schiffer en su mejor momento, por ejemplo, no hace de ‘curita’ al rechazo del amor platónico de tu infancia. Alardear de comer reiteradamente ‘lomo fino’ en Long Horn no quita el apetito futuro de probar papita con huevo en la avenida Abancay. ¿Entendieron, no? Sin embargo, las sumas de los amoríos pasados no hacen de colchón a las patinadas del tiempo presente.

Esto nos lleva a la conclusión de que no existe conquista mejor que otra, sino la destreza de la habilidad aplicada para lograr lo aparentemente imposible (sea el caso de enamorar a las más guapas). Y lo peor de pensar así es que cuando uno está confiando al tramitar una chica no tan agraciada como las conquistas anteriores, la caída resulta trágica hasta los huesos. Admito, por experiencia propia, que aún peor en esta caída es la caprichosa actitud de continuar luchando por algo que ya mejor es echar al olvido. Casi siempre te das cuenta que la fregaste haciendo esto último cuando ves en rojo las cifras de la tarjeta de crédito.

Unos calificarían a la frase analizada como piconería de la mala, sin duda que lo es, pero prefiero tildarlo como la decadencia del amante derrotado.

Foto: Flickr – Bajo la licencia Creative Commons y andredoreto